miércoles, 17 de enero de 2018

Reseña de María Luisa Domínguez Borrallo. “Penélope en su odisea”. Amargord. 2016



A punto de salir sus Epitafios incompletos, qué mejor momento para revisar este conjunto de poemas centrados en la figura mítica de Penélope. María Luisa Domínguez Borrallo es una poeta de Gibraleón, incluida en diferentes antologías, con un importante recorrido en actos poéticos, y cuyo primer libro fue No Pongas Nombre al Olvido (2015). Aprovecha en esta ocasión para realizar otra lectura de un mito. Casi en cada poema hay referencias a la historia de Ulises y Penélope, lo que redunda en la unidad conceptual. Porque Penélope también vive su propio viaje: “Me desintegro en Ulises / y dejo de llamarme Penélope” (Dejar de llamarse Penélope), aunque sólo se hable de ella por la espera: “Sigo tejiendo en tu lienzo / el ruido del mundo” (Soledad y silencio). Todos los poemas de este volumen le sirven para reflexionar sobre el paso del tiempo, el amor y el compromiso, la espera y el deseo. “Ya lo mido por fragmentos / de miradas, por los ratos / en que puedo contemplarte” (El tiempo). 

            Es una poesía sobre todo reflexiva, pero también sensual, sentimental y físicamente

“¿Cómo vivir esta muerte diaria
donde no término siendo cadáver?” (Sólo para mí)

            Con un cierre cada poema que sentencia con rotundidad el mensaje:

“a lo que los doctos llaman ausencia,
a la que yo le pongo tu nombre” (La hernia)

            La orientación vocacional del compromiso de Penélope hacia Ulises trasciende el valor de los géneros, es un ejemplo básico del ansia y la dependencia, como en el significativo título del poema Mi órbita sobre ti.

            La segunda parte, Tejiendo ausencias, abunda en las sensaciones de la relación y la distancia, así como la propia identidad como reflejo de la identidad del Otro: “Dime que te sigues llamando Ulises, / que volverás para yo seguir siendo Penélope” (Llamarse Penélope). Esas dualidad también se especifica en el dolor y el placer, en tanto que ambos provocan, conjuran el recuerdo.

“La madeja se enreda por momentos,
Penélope en su odisea sueña con ser Ulises.
Es mejor blandir la espada en Troya,
clavarla en Ítaca supondría atravesar
las entrañas de la fiera que es ella misma.
Ítaca es una trampa mortal, un fallecimiento diario
donde no se entierra a ningún difunto,
donde la muerte ha dejado su aroma
en un sudario que no termina de bordar nunca” (Penélope sueña)

            María Luisa Domínguez Borrallo deconstruye la historia con todas las implicaciones, porque la verdadera heroicidad es la de Penélope, porque es quien se enfrenta y acepta su destino, quien teje y desteje, apaciblemente en apariencia, retirando pretendientes, marcando su fidelidad a una promesa, a un deseo, por mucho que los años desfiguren el rostro de su amado hasta hacerlo irreconocible.

“Tratas de convencerme
de que soy Ulises, el objeto
de tu espera y tu deseo.
Mientes más que respiras.
Soy yo quien se pincha
los dedos tejiendo el tiempo” (Tejiendo)

            Hay un reproche a Ulises: “Vuelve a buscar a la mujer que no duerme, / la que descose su vida mientras lo sigue esperando” (El héroe).

            Este es un mito clásico pero el recorrido de la autora no se recurre a teñir de clasicismo de cartón piedra su vocabulario, huye del tono épico, no quiere jugar con la falsa complicidad del pastiche. Penélope es contemporánea: “La estación de los meses no vividos / es un choque frontal con otro vehículo” (Sin la corona).

            “… la paz es un alacrán
            dentro de un círculo de fuego” (Alacrán)

             Este Ulises engaña, no es fiel, no son heroicidades, son aventuras, en el sentido más prosaico del término.
           
“He buscado a Penélope
en otras caras, en otras mujeres
y Penélope soy yo intentando
encontrarme, alcanzarme
y quedarme en este lugar” (El beso de Ulises)

            La verdad de los mitos es su mentira, la que nos permite situarnos en su lugar, mejor, la que hace que nuestro lugar sea el del mito. La mujer que espera, que no es pasiva, que desea, que actúa, que no olvida, que inventa descubre nuevos mundos. Los que están en la mente de Penélope. Los que están en las sospechas de Penélope.

            Esta es la historia que nos desmenuza María Luisa Domínguez Borrallo. Lentamente, dando vueltas en círculos concéntricos a cada aspecto, cada sentimiento, cada matiz que el mito y la realidad nos presenta. El olvido y la lucha contra el olvido, la memoria y el deseo. (Y todo ello sin referencia alguna a Kavafis.)

“Yo, que ya no te reconozco ni en los puntos suspensivos…
que na no sé si podré esperarte más…” (Al volver de Troya)

6 comentarios:

  1. Cómo siempre una reseña bien elaborada, correcta. Pero no me ha llegado como las demás.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias.
    Es una hermosa reseña, un texto que desnuda al personaje y a su autora. Me siento honrada y emocionada.

    ResponderEliminar
  3. Impresionante su autora u quien hace su reseña.
    Un abrazo querida Amiga María Luisa.
    M.C.Milla

    ResponderEliminar
  4. Muchas gracias por estas amables palabras.¡Así da gusto compartir lecturas!

    ResponderEliminar
  5. Acabo de recomendar este libro por la reseña en un grupo dedicado a la lectura. Pedían una recomendación de poesía para una amiga y he pensado anda si el Sr. Gallego hace unas reseñas fantásticas.

    ResponderEliminar